Generar hidrógeno verde a partir de las aguas residuales sin consumir una sola gota de agua, una tecnología biológica de eliminación de nitratos, la creación de fábricas farmacéuticas, depuradoras municipales innovadoras y otros proyectos son una muestra del trabajo desarrollado por Ingeobras. Gracias a su trabajo, esta firma aragonesa ya acumula ocho sellos de la Comisión Europea en excelencia en proyectos de I+D y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo considera su actividad de interés general por su impacto socioeconómico y aportación a la innovación tecnológica.
“Con plantas prefabricadas de tecnología propia estamos principalmente en tres áreas: España y Portugal, Chile y comenzando en Estados Unidos, pero como ingeniería llegamos a muchos otros lugares como Azerbaiyán, Uganda o Gran Bretaña”, afirma Joaquín Murría, CEO de esta firma ubicada en el Centro de Empresas e Innovación de Aragón (CEEI). De esta manera, lo que comenzó en el año 2005 como una pyme de ingeniería tradicional, fue cogiendo con el paso del tiempo vocación internacional y afán por la innovación.
Fue a raíz del terremoto de 2010 que asoló Haití cuando comenzó el periplo fuera de las fronteras nacionales de Ingeobras. En el país caribeño construyó un hospital que supuso el primer trabajo fuera de España como proyecto “llaves en mano”. “Desde entonces, se han realizado más de 200 en veinte países”, relata.
Iniciativas como, por ejemplo, la transformación en regadío de 25.000 hectáreas en Azerbaiyán durante los últimos 8 años, unos trabajos que incluyen el regadío más grande de Europa ejecutado en un solo proyecto.
En cuanto a la innovación, su camino comenzó hace aproximadamente una década, cuando se integró en Zinnae, el clúster para el uso eficiente del agua. A partir de ahí, esta apuesta por el I+D encontró “un punto de inflexión” en 2019, cuando la Unión Europea les premió en concurrencia competitiva con Anaergy, un proyecto financiado por el programa para pymes UE H2020 SME Instrument Phase 2 (actualmente llamado Accelerator).
Sello Aragón Circular
En sus instalaciones del CEEIARAGON, además de la actividad asociada a este proyecto, “se desarrollan, validan y demuestran, en función del nivel de madurez tecnológica, nuevas tecnologías de tratamiento de agua y generación de energía a partir de agua residual”, cuenta Sofía Quintana, responsable de marketing, comunicación y nuevos mercados de Ingeobras.
Resultado de su trabajo es el reconocimiento, en 2021, a su tecnología de generación de hidrógeno verde biológico a partir de aguas residuales, que Ecodes seleccionó como uno de los 101 ejemplos empresariales por el clima por ser la única tecnología de generación de hidrógeno verde que no consume agua. Al año siguiente, el propio Ejecutivo autonómico seleccionó a la firma en la primera convocatoria del sello Aragón Circular, cuyo cometido es mostrar una certificación pública al compromiso con el modelo de economía circular.
Todo este desarrollo llevó a que la compañía decidiera crear una nueva marca para la línea de negocio de I+D, Inngen.io, centrada exclusivamente en la innovación e I+D.
Ahora, trabajos como la potabilizadora recién construida en Torrent (Valencia), la planta para la eliminación de nitrógeno y fósforo en una explotación minera de Ecuador o la nave subterránea construida para la crianza de los vinos de Bodegas San Alejandro (Cariñena), son algunos de los ejemplos de su labor.
Bacterias para acabar con nitratos
Ingeobras vuelca sus tecnologías en la marca Biobox, con la que vende como producto terminado el fruto de todo el desarrollo tecnológico, y especializada en crear y poner en funcionamiento plantas prefabricadas y compactas de tratamiento de agua completamente automatizadas.
En ese sentido, explican desde la empresa que cada solución es diseñada “a medida”, especialmente para pequeños y medianos caudales, pues el planteamiento de Biobox “se basa en poner al alcance de todo tipo de empresas tecnología avanzada”, todo ello, “en el mínimo espacio posible y sin necesidad de personal operativo de manera continua en la planta”.
Los equipos de esta compañía, pues, se ofrecen en formato prefabricado, en contenedor o ‘skid’, para ocupar el mínimo espacio posible, algo que permite reducir los costes de inversión, el tiempo de fabricación y las molestias al cliente. “Aunque, si es necesario, también se pueden desarrollar ejecuciones especiales, adaptándonos a requerimientos concretos o instalaciones existentes” recalca Murría.
Así, la firma ofrece plantas con tecnología propia para el tratamiento de aguas con nitratos, pero también aquellas afectadas por otros contaminantes como hierro y manganeso; amonio; fósforo; materia orgánica y metales pesados. No obstante, la desnitrificación destaca por la urgencia de un problema que tiene presencia “en todo el mundo”.
En España, por ejemplo, encuentra en el Mar Menor, en Murcia, un espacio especialmente dañado por los nitratos. Allí, Biobox ha realizado una experiencia piloto que ha demostrado su eliminación en un 97%.
Para este tratamiento, la empresa utiliza bacterias -completamente seguras- que acaban con los nitratos y, al hacerlo, emiten nitrógeno a la atmósfera. Este hecho supone una ventaja frente al método de la osmosis inversa, cuentan, pues este separa el agua del contaminante, pero no lo elimina. Por último, el agua ya tratada se expone a lámparas ultravioleta y otros equipos de protección para salir completamente desinfectada.
En diciembre de 2021, Biobox también instaló una planta piloto para demostrar la eficacia de su tecnología para el Amonio en la ETAP Pelayos de la Presa, una de las plantas que gestiona el Canal de Isabel II, la empresa pública española que acomete la gestión del ciclo integral del agua en casi la totalidad de la Comunidad de Madrid. En este caso, la eficacia del sistema osciló entre el 90 y el 100%.
Además, la firma cuenta con casos de éxito reales realizados en diferentes partes del mundo como plantas de desnitrificación biológica en Calaf, Formiche Alto, Falset, la Eliana y las citadas anteriormente de Ecuador y Torrent.