ABC. María José Pérez Barco. 26.05.2025
El tejido de aceleradoras y viveros que se ha forjado en los últimos años es un aliado clave para dinamizar el emprendimiento avanzado en las zonas más despobladas
No han surgido por sorpresa, ni de la noche a la mañana. Sino por un efecto multiplicador a lo largo de la última década, incluso antes, hasta que se ha conformado un sólido tejido de viveros y aceleradoras donde nacen y crecen nuevas empresas de todo signo, aunque con una clara apuesta por las más innovadoras y tecnológicas. Estos espacios dinamizadores de nuevos negocios están por todo el territorio, muchas veces alejados de los grandes polos económicos tradicionales como Madrid y Barcelona. Incluso buena parte de ellos llevan el emprendimiento más avanzado a las zonas más despobladas de España. Estas escuelas de nuevos empresarios están en Cáceres, Badajoz, Lugo, Vigo, Manzanares (Ciudad Real), Lérida, Valladolid, Paterna, Salamanca, Denia…
El centro de análisis Funcas realiza desde 2013 una radiografía sobre el desarrollo y situación de estas instituciones. Y elabora un ranking de acuerdo a unos criterios para conocer cuáles son las más destacables. Entre otros, valora la difusión del espíritu emprendedor que hace cada entidad, las actividades para apoyar nuevas ideas de negocio, la mentorización que ofrecen…
Funcas ha identificado 419 incubadoras en total (Cataluña es la que más tiene con 93 y le sigue Castilla-La Mancha con 35). La primera se inauguró en Vizcaya en 1987 y desde entonces no han dejado de crecer. Ahora «se evidencia una estabilidad en cuanto al número de viveros, con un leve incremento», entiende Funcas. Este organismo también ha identificado 112 aceleradoras, con «una ligera disminución frente a años anteriores». Donde más hay es en Madrid y Cataluña.
La proliferación de incubadoras y aceleradoras por todo el país tiene sus razones, como cuenta Francisco Blanco, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos y coordinador del ranking de viveros y aceleradoras de empresas de Funcas. Es una fórmula «que funciona y genera empleo. Eso es interesante a nivel político. Así que se ha desatado un efecto imitación muy potente que se ha visto favorecido por la llegada de internet al entorno rural, que facilita el acceso al conocimiento, y de muchos universitarios que quieren emprender para crear su puesto de trabajo». De hecho, muchos de estos espacios son iniciativas impulsadas por comunidades autónomas y ayuntamientos en colaboración con empresas. «La administración pública cuando es gestora de un vivero o una aceleradora de empresas abre muchas puertas. Tiene capacidad para llegar a empresas más grandes y puede convertir esas incubadoras en un laboratorio de ensayo», explica Blanco.
Funcas ha identificado este año 419 incubadoras y 112 aceleradoras en todo el país
Las diferencias también se aprecian a la hora de aceptar los proyectos. Las incubadoras apoyan a los emprendedores en las fases iniciales de sus planes de negocio y las aceleradoras cuando estos ya han logrado cierta madurez. «En la incubación entra una idea y con tutorización y asesoramiento conseguimos que aterrice y llegamos a determinar un producto mínimo viable. En la fase de aceleración se impulsa el proyecto y empezamos a conseguir las primeras ventas. Finalmente, se consolida el mercado que se ha creado y se buscan nuevos, incluso internacionalizando la empresa», detalla Isaac Miguel Rosón, director de Innovación Empresarial del IGAPE (el Instituto Gallego de Promoción Económica), una entidad de la Xunta de Galicia que coordina la aceleradora BFAero (primera en el ranking de Funcas). En cualquiera de los casos, estas entidades también realizan una labor de acompañamiento al emprendedor. «La empatía es un factor importante. Ponerse en el lugar del otro, ayudarle y comprenderle porque está en un momento de incertidumbre. Estos centros hacen también una labor de guía al emprendedor», dice Blanco.
Estos centros apoyan sobre todo proyectos empresariales innovadores y tecnológicos
Pues bien, a lo largo de su historia el CEEIARAGON ha dado soporte a 4.395 emprendedores y ha contribuido a la creación de 428 empresas que han generaron más de 3.000 empleos. El 83,75% de ellas sobrevive después de cinco años. De aquí han salido la biotecnológica Certest, la consultora tecnológica Hiberus, el proveedor de Soluciones IoT Libelium, la neurotecnología Britbrain… Funcas lo ha valorado como «un motor clave para la innovación, especialmente en proyectos tecnológicos. Se ha consolidado como un referente regional, fomentando el desarrollo empresarial en toda la comunidad».
El CEEIARAGON tiene sedes en Zaragoza, Huesca y Teruel. Y recientemente cambió de estrategia. «Llevaba años siendo un simple casero de empresas y teníamos que cambiarlo de arriba abajo», explica la vicepresidenta de Aragón Mar Vaquero. El objetivo: «consolidarnos como un hub tecnológico de primer nivel -dice-. Para eso tenemos que impulsar el ecosistema de las startups y proyectos empresariales innovadores».
Dos de sus joyas son los programas ‘Neo’ y ‘Matrix’, que se acaban de poner en marcha. «Tenemos 35 proyectos en el primero y 14 empresas en el segundo. Recoge proyectos de cualquier punto del país para que trabajen desde Aragón siendo referencia en innovación. Algunos ya han trasladado sus equipos de trabajo desde otras provincias a nuestra comunidad». En Matrix, además, cada proyecto pueden recibir una financiación de 10.000 euros durante dos años.
Este centro apoya propuestas de todos los sectores. «En Matrix tenemos empresas de muy diferente actividad: energía, ganadería, educación e incluso defensa», especifica la vicepresidenta. «Les damos lo que necesitan -continua-. Si creen que es importante para ellos formación específica, el CEEI la busca. Si es un software para incrementar su productividad, se lo proporcionamos. Si precisan inversores, los buscamos. La cuestión es complementar el trabajo de los emprendedores», valora Mar Vaquero.
Al límite
La aceleradora BFAero de Lugo aparece en primera posición en el ranking de Funcas. En este centro se trabaja en el límite de la innovación: en espejos superlivianos de alta precisión para telescopios espaciales, en drones biomiméticos para controlar las aves en los aeropuertos, en drones propulsados por electricidad mediante pila de combustible de hidrógeno, en drones marinos para rescates en el agua… Son algunos de los proyectos ahora en marcha. Este centro, iniciativa de la Xunta de Galicia, aporta infraestructuras, financiación y el apoyo de expertos a proyectos aeroespaciales, aeronáuticos y de vehículos no tripulados. «El objetivo es que todas las startup sean innovadoras y disruptivas para generar una huella industrial en la región. La Xunta es la impulsora pero la gestión de la aceleradora está en manos privadas. A través de convenios de colaboración entre ambos se realizan ediciones. Tenemos fase de incubación, aceleración y consolidación, en función del proyecto y su madurez entra en una u otra fase», asegura Isaac Miguel Rosón (del IGAPE).

El 50% de los proyectos que se presentan son extranjeros. Todos cuentan con tutorización, mentorización, formación especializada (tanto para la gestión del negocio como para la solución técnica que proponen), networking, «conexión con potenciales clientes e inversores especializados en el sector… La Xunta también proporciona un subvención directa para desarrollar las ideas. En la fase de incubación apoyan tres proyectos con 40.000 euros cada uno para desarrollar pequeños prototipos y validarlos. En la aceleración, ayuda a 5 proyectos con 60.000 euros cada uno y en la consolidación 3 proyectos con 30.000 euros», indica Rosón.
Desde la primera edición, en 2019, a través de BFAero se han desarrollado 39 soluciones tecnológicas, se han constituido cinco empresas, se ha atraído a otras once a Galicia, se han generado 220 empleos de alta calidad y en la edición 4 y 5 se consiguieron realizar ventas por 1,9 millones de euros.
Reconocida
Wolaria, la aceleradora del Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y león (Icecyl), en Valladolid, no es la primera vez que aparece en el top-10 del ranking de Funcas. En 2023 llegó al primer puesto y el año pasado al segundo. Esta vez es la cuarta aceleradora más valorada. Ha sido también la número 1 de España en la lista del Financial Times de las aceleradoras europeas. Fue la primera aceleradora pública del país y desde 2012 apoya a nuevas startup. «Nuestra principal actividad es el campus de aceleración, que tiene lugar dos veces año con una duración de seis meses en cada edición. Para cada campus seleccionamos 12 proyectos que son empresas ya creadas, y las acompañamos con formación y tutorización para que el proceso de crecimiento sea más sólido. Tienen un componente tecnológico pero no es necesario que pertenezcan al sector TIC, puede ser del sector educativo, videojuegos, agroalimentario…», expone Augusto Cobos, director general del Icecyl.

Así esta institución ha apoyado a cerca de 280 empresas, con una tasa de supervivencia a los cinco años del 80%. «Una particularidad del campus de aceleración es que realizamos un acompañamiento de cinco años con tutorizaciones específicas, apoyamos en la internacionalización de la empresa y les ayudamos para que tengan acceso a la financiación a través de la Sociedad de Capital Riesgo de Castilla y León», cuenta Cobos.
Wolaria no tiene un edificio propio sino que presta sus servicios en toda la Comunidad de Castilla y León. Su metodología ha resultado tan exitosa que se pretende extender por toda la comunidad: «Queremos crear una red de aceleradoras verticales para que cada provincia trabaje en un sector concreto. León en aeroespacial, Palencia en agroalimentario, Salamanca en biosanitario… La ubicación de una startup ya no es tan importante, y se puede crear fuera de los focos masificados y vivir en lugares con mayor calidad de vida. Wolarai es un ejemplo», valora Cobos.
Incubadoras y aceleradoras con nueva savia que llevan el emprendimiento tecnológico e innovador a cada rincón de España.