Veintisiete participantes participan en la sede de CEEIARAGON en Huesca en un concurso de ingenio con unas creaciones realmente impresionantes
Los locos bajitos de Joan Manuel Serrat se han convertido en puñeteros genios que provocan en nosotros estupefacción, sorpresa, asombro, porque han dejado muy atrás, muy viejunos, aquellos tiempos en los que nos veíamos obligados a convertir unas chapas de refresco en las piezas para juegos de calle.
Aquello, que a nadie se le ocurría llamar talento ni ingenio, ha quedado en la prehistoria pero fue un buen preludio para el «frikismo de hoy», concebido el término en el mejor sentido de todo aquel ser humano dispuesto a traspasar las barreras del convencionalismo para convertir indisimuladamente la excentricidad o la extravagancia en centro de nuestro atención y en solución a nuestros problemas. Bien es cierto que hoy pululan apóstoles, en masculino y femenino, que atraen a sus buenas causas a cientos de jovencitos dispuestos a romper fronteras. Es el caso de Patricia Heredia, que ha decidido convertir su vida en una prédica y práctica de la siembra de vocaciones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) con su Minivinci y que, no es ninguna paradoja, también propicia el contagio de su prodigalidad en la palabra. Nadie con sentido común ha dicho en la historia de la humanidad que la ciencia y las letras sufran cualquier incompatibilidad mutua. Al contrario, se retroalimentan.
En el CEEIARAGON (Centro Europeo de Empresas e Innovación) se han congregado la tarde del viernes 23 de junio decenas de pequeños matriculados en Minivinci para la IV Muestra de Jóvenes Creadores Huesca Makers 2023, para apreciar y aplaudir la creatividad y la técnica de participantes que, como el propio término maker significa, aprenden a través de lo que hacen poniendo un chorrito de tecnología, otro de diversión y un puntito de colaboración. Esto es, que explotan su individualidad a través de la socialización del ingenio con sus compañeros. Ellos, individualmente, en parejas o tríos, buscan soluciones a problemáticas cotidianas y, además, se asoman al mundo de la comunicación exponiendo el proyecto ante un jurado en discursos de 3 minutos.
Han sido buenos vendedores, desde luego, los que han ganado en las categorías senior y junior. Jara Solano Moreno con su Guante Oscense con aplicaciones necesarias en una acampada (brújula, iluminación, sensor de temperatura, detección de caídas. Es una genio, igual que Álvaro Ramón Mercadal y Eduardo López Pac, humor somarda y promesa del primero de que será inventor, con su The Combinator, que permite olvidarse de los quebraderos de cabeza para maridar colores gracias a su rueda cromática. Y luego el otro galardonado, el pequeñín Pablo López Pac con su Limpia Pinceles, que identifica cuándo es preciso lavarlos por la suciedad acumulada, además de evitar que se derrame el vaso de agua.
Han sido los distinguidos entre otros prometedores creadores. Impresionante lo de Iker Cremades o Owen Gabriel Montaner, con sus montajes Vejeta y Aitime, manualidad e Inteligencia Artificial. O ese despertador manual de Laura Diarte, María Arizón y Salas Riaño. En la sala de exposición, todo está rodeado de un ejercicio neuronal admirable.
Antes, Ruth Vázquez, ingeniera informática de la Unidad de Ciberseguridad de Telefónica, ha dado una charla a los asistentes incentivando el camino de las modalidades STEM. Y ha participado, con otros patrocinadores, en la entrega de premios.
Hacia una paridad Stem
Patricia Heredia está feliz. Hacer «makers» es un punto de desembocadura lógico de su academia, Minivinci, al final del curso. «Ha habido 27 participantes, 19 proyectos. Y la mitad de niños y niñas». Los sesenta asistentes han aplaudido también esta paridad. Y lo bueno es que, habitualmente, estos ‘locos bajitos’ tienen la buena costumbre de ser muy propositivos y magnéticos, porque de hecho algunos que no han participado ya están en rampa de salida para otra edición.
«La parte más transversal de la tecnología», crear y luego presentar los proyectos, tiene su atractivo, afirma Patricia. «Defender tu proyecto delante del público y la verdad es que lo han hecho genial».
La directora de Minivinci cree que se consiguen todos los objetivos: «Primero, que la tecnología es divertidad, que es lo que queremos demostrar. Y segundo que se va igualando poco a poco. Te puede gustar independientemente del género».
Confía en crecer todavía más de las 200 matrículas actuales para el curso venidero, y los de verano están ya completos a excepción de alguna plaza para los de verano. 16 niños por semana de las seis que se organizan. Y hay continuidad: «Cuando ven a los hermanos mayores los pequeños también quieren participar».
Aviso a navegantes: cuidado, que este virus de Minivinci es contagioso y, de repente, te puede salir algún niño inventor y científico. Lo de Sheldon Coopers se avecina en Huesca. Es nuestra Big Band Theory particular y fata.
